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La recesión hizo mucho para dañar el mercado laboral de la gerencia hasta el recién graduado de la universidad. Algunos de los daños causados aún persisten, o al menos los efectos, y algunos dicen que esta será una tendencia continua, un sello distintivo de la primera parte de este siglo.

La Oficina de Estadísticas Laborales estima que en enero de 2008 había aproximadamente 677 mil nuevos desempleados que ingresaron al mercado laboral civil en los EE. UU., Ese número aumentó rápidamente durante la gran recesión con un máximo de aproximadamente 1.4 millones alrededor de marzo de 2012, que supuestamente después de la La parte “oficial” de la recesión había terminado. Hoy en día, alrededor de 1 millón de nuevos participantes siguen desempleados. Esto incluye tanto a los que tienen educación universitaria como a aquellos que optaron por hacer otra cosa.

Si considera una muestra representativa razonable de los desempleados, los que dejaron la fuerza laboral, los que buscan trabajo a tiempo parcial, los que buscan trabajo a tiempo completo entre las edades de 20 a 24 (edad de graduación universitaria para la mayoría), encontrará que la tasa de desempleo para el grupo colectivo alcanzó el 16% en el apogeo de la recesión laboral en 2010. Hoy, se mantiene alrededor del %-12% . Para comparar esto con los tiempos de no recesión, en 2007 rondaba el 7,5%.

Según cualquier medida cuantitativa o cualitativa, estos números son importantes. Considere que, hubo un punto en el que los nuevos solicitantes de empleo estaban desempleados a una tasa aproximadamente comparable a la de la fuerza laboral en general en su conjunto, luego considere que durante y ahora después de la gran recesión tienen un promedio de 1,75 a 2 veces el promedio nacional. Eso significa que por cada persona desempleada por encima de los 25 años, hay 2 desempleados que buscan trabajo entre los 20 y los 25 años. Esto ocurre en un clima en el que las tasas de matrícula universitaria se han disparado y muchos tienen que trabajar para pagar los gastos escolares. Algunos argumentan que esto se debe al espíritu emprendedor de la próxima generación y que buscan convertirse en estrellas, blogueros e inventores, pero simplemente no hay evidencia de que esta sea una tendencia que impulse sus elecciones de empleo.

La tormenta perfecta
Rya-Conrad, director ejecutivo de El Programa Fullbridge sostiene que es una combinación de factores ninguno de los cuales se relaciona con los efectos de la economía, “lo que es realmente claro es que … los graduados universitarios de hoy tendrán un promedio de 29 trabajos antes de jubilarse, el 30% de la fuerza laboral está involucrada en Lanza libre [work], El 60% de los graduados recientes están subempleados en trabajos que no se relacionan con su campo de estudio, [and] Los millenials esperan cosas diferentes del trabajo. [which makes them] motivados para considerar más opciones en las que podrían marcar la diferencia ”, dice ella.

Pero, ¿no existían todas estas variables antes de la recesión? Como generación Y, siento que todas estas variables estaban presentes y en plena vigencia mientras me preparaba para graduarme de la universidad, y ciertamente no me impidió obtener mi primera oferta de trabajo antes de graduarme. El tema general fue que hay muchos trabajos y la única pregunta para nosotros era si éramos lo suficientemente buenos. Aún así, ese es solo mi punto de vista anecdótico y localizado, y no una respuesta válida.

Aquí hay una estadística interesante encontrada en un estudio realizado por la CEB : “Los millennials postulan al mismo número de organizaciones y participan en el mismo número de entrevistas que los candidatos de otras generaciones, pero reciben un 12,5% más de ofertas”, dice Donna Weiss, directora director en CEB. Si ha estado siguiendo mis explicaciones de cerca, inmediatamente verá que esta única estadística lo desordena todo. ¿Cómo podrían los nuevos participantes en el mercado tener un nivel más alto de desempleo en comparación con la fuerza laboral en general y, al mismo tiempo, recibir más ofertas?

La teoría
El estudio CEB no nos dice por qué está sucediendo esto, solo que está sucediendo. De hecho, en mi investigación encontré poco o nada que pudiera explicar claramente por qué tantos graduados recientes estaban desempleados en casi el doble del promedio nacional, mientras que en promedio reciben las mismas oportunidades de entrevistas y más ofertas de trabajo que la fuerza laboral promedio.

Hay una serie de teorías que podrían explicar potencialmente la disparidad. Dan Campbell, director ejecutivo de Hire Dynamics y ex presidente de la American Staffing Association me informa sobre la cantidad de factores que contribuyen a los desafíos de los participantes en el mercado. “Todo depende de lo que hayas estudiado”, resumió. “[There are] 207 ocupaciones en las que todavía era difícil encontrar personas de calidad, pero si te gradúas como desarrollador de la nube, tienes 9 trabajos para cada candidato “.

Me pareció interesante porque es cierto que el desempleo basado en la ocupación para los que ingresan al mercado es bastante variable. Campbell me dice que el 75% de los empleadores dicen que pueden ser más selectivos en su contratación, pero al mismo tiempo el 80% de ellos tienen dificultades llenando sus puestos de trabajo. Y, el tiempo promedio para cubrir un trabajo promedio ha aumentado de alrededor de 90 días a 180 días debido a ello. También comparte que factores como que los empleadores estén menos dispuestos a reubicar a los candidatos en diferentes mercados geográficos y que los solicitantes de empleo estén menos dispuestos a reubicarse tampoco ayudan.

Y cuando se trata de la razón integral que usamos para justificar prácticamente cualquier cosa en el mundo actual, la globalización, parece que no hay consenso sobre si esto está provocando que los mercados laborales de los nuevos participantes sean más competitivos o no. “No compro el argumento de la ‘economía global’. Estados Unidos es predominantemente una economía de servicios y la mayoría de los trabajos que se encuentran en el contexto global están aún más relacionados con la fabricación. Si bien la prestación de servicios a nivel mundial sigue aumentando, está muy concentrada en el sector de las tecnologías de la información ”, explica Jon Broder, abogado y empresario propietario de 3 agencias de contratación de éxito.

Frank Britt, director ejecutivo de Penn Foster dice que un subproducto de la recesión fue la creación de trabajos de “cuello gris” que “combinan habilidades prácticas con capacidades técnicas selectivas de cuello blanco en … industrias como la instalación solar, técnico de farmacia y reparación de motores diesel”. ” Pero para la mayoría de ellos, simplemente no veo cómo se benefician los participantes del mercado.

Si se juntan todos esos factores, comienza a surgir una imagen más clara, no una basada en las dificultades económicas debido a la recesión, o un mercado más competitivo como resultado de la globalización, sino una basada en la alineación correcta de las habilidades producidas desde la educación primaria y secundaria a necesidades laborales modernas. Simplemente no estamos produciendo las habilidades necesarias para que los nuevos participantes en el mercado sean contratados en el mercado rápidamente, sin importar el éxito.

Esto no es nada nuevo, y tanto los científicos como los profesionales de los campos sociales tienen mucha evidencia que lo respalda, pero sí explica las dificultades percibidas para encontrar trabajo que experimentan los nuevos solicitantes de empleo.

Lo inevitable
Si asumiéramos esta conclusión como correcta, significaría que las escuelas y universidades no están teniendo éxito en el logro de su misión respectiva. Significa que los planes de estudio deben finalmente adaptarse a la demanda de la mano de obra moderna. Significa que ya no tiene sentido gastar $ 150,000 en una educación universitaria, cuando puedes comprar libros de programación por valor de $ 100 y aprender las mismas habilidades, que por cierto, es una tendencia creciente entre la contratación de desarrolladores de tecnología y software. También significa que las empresas ahora tendrán que entrar y ayudar también en el sistema educativo. Muchas grandes corporaciones ya lo están haciendo a nivel universitario, pero pronto tendrán que comenzar a participar en el desarrollo académico de niveles anteriores.

Esto, como cualquier otra cosa, tiene aspectos positivos y negativos para que todos lo vean y conjeturan, pero independientemente de los peligros de esta tendencia que se avecina, hoy ha llegado a un punto de convertirse en un peligro necesario.

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